Bio

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Cuando Frederic Montornés (Sitges, 1963) obtiene su licenciatura en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona en 1988, lo único que tiene claro es su deseo de centrarse activamente en el análisis de las prácticas artísticas que le permiten acercarse al arte desde la propia experiencia.

En consecuencia, después de ampliar su formación en Grenoble (F) entre 1989 y 1991 en lo que entonces se daba a conocer como mediador en arte contemporáneo y que, con el tiempo, es lo que ahora se conoce como comisariado, empieza a cuestionar y a cuestionarse el arte desde de una práctica que, desde entonces, se mueve entre el campo del comisariado de exposiciones, la crítica de arte y cualquier tipo de plataformas creativas desde las que alguien tenga algo que decir.

Además de su dedicación ininterrumpida al arte contemporáneo desde finales de la década de los 80, también colecciona sombreros para caballero de la talla 57. Se trata de una colección iniciada a los 15 años como homenaje a aquel Ocaña que veía pasear por Las Ramblas como-quien-no-quiere-la-cosa y todo lo que representaba con su actitud desafiante y sincera. De hecho, el primer sombrero que recuerda haber adquirido, no fue otro que un bombín. Igual que el que llevaba aquel artista. En consecuencia, la foto de perfil que encabeza este texto, no es ninguna trivialidad.

La reticencia del autor a tener que aceptar que, del arte,  sólo se puede hablar desde los parámetros del cripticismo, el hermetismo y la incomprensión, le impulsa a crear este blog en octubre de 2013.

Una plataforma que se arma, como no podía ser de otro modo,  sobre una práctica que, sin renunciar al rigor, aspira acercar  las cuestiones que le plantea el arte de un modo claro, crítico y constructivo.

A través de este blog, al tiempo que pretende desacralizar aquella creencia en la crítica abstracta, encuentra el modo de dar rienda suelta a lo que piensa, del modo en que lo piensa y por las razones que lo piensa. Con todas sus implicaciones.

No está seguro de conseguirlo. Pero mientras que el arte siga siendo para el autor el motor que oxigena su vida, piensa seguir. Al fin y al cabo, le ha venido reportando más alegrías que disgustos.

Pasen y lean.

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